Textos

El eclipse de un dios

"El eclipse de un dios", publicado en Pedro Manuel Víllora: Amado mío o la emoción artificial, Las cosas persas, El eclipse de un dios.

Introducción de Pilar Sánchez Castro.

Prólogo de José Luis Miranda.

Asociación de Autores de Teatro y Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Toledo, 2000. 157-182.

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El eclipse de un dios es un texto muy breve, a través del cual distintas voces van relatando -en realidad cantando- los momentos más significativos de la Anunciación, Nacimiento, Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

Según reconocimiento expreso del propio Pedro Manuel Víllora, todas las frases pertenecen a textos del Nuevo Testamento.

Su no pequeño trabajo, su mérito indiscutible consiste en haber hecho una exquisita selección y, especialmente, un tratamiento muy hábil de las reiteraciones hasta conseguir que el ritmo creado por las distintas voces ejerza una atracción magnética.

El estilo alegórico, las visiones imaginarias del Apocalipsis quedan introducidas de forma muy eficaz dentro del estilo directo de los Evangelios.

San Pablo atribuye a los profetas del Nuevo Testamento la misión de "edificar, exhortar y consolar". Sin embargo, debido al eclipse, lo que prevalece en este ejercicio poético es su belleza, su musicalidad.

José Luis MIRANDA

Das Gedicht und die Stadt (antología)

Incluido en Javier Gómez-Montero (Hg.): Das Gedicht und die Stadt. Gegenwarstslyrik aus Spanien (1980-2005).

Edición bilingüe a cargo del Taller de Traducción de la Universidad de Kiel.

Sial, Madrid, 2005.

Aprendizaje de la mezquindad

Aprendizaje de la mezquindad.

Premio Sial.

Prólogo de Santiago Castelo.

Sial, Madrid, 2003.

 

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Aprendizaje de la mezquindad es un libro compuesto por dos libros: "Los poemas del niño" y "Los poemas del hombre". El autor ha querido unirlos y no se da cuenta -o sí- de que lo hace por su pura lucha interna. Mientras la primera parte está formada esencialmente por quince sonetos en verso blanco, en la segunda cada poema es distinto, diferente. Si, al principio, asistimos a unas imágenes de niños perseguidos luchando contra un mundo hostil del que quieren huir para, en el fondo, no poder escapar de ese círculo desmoralizador y agresivo, en "Los poemas del hombre" los adultos no son -como los nños- parecidos, sino variados. Pero con la perfidia germinada. De ahí la diferencia versificadora, de ahí la correlación entre la mezquindad de los muchachos y la maldad de la madurez. Y todo en un poemario que rezuma un punto de tristeza y de desdicha.

 

Libro de búsqueda de la palabra, de contención premeditada, no puede negar que su autor es un hombre de teatro. Un hombre que lucha, goza, sufre, ama y padece con un dolorido sentir que es el que le marca. Por debajo de todas las facetas del cristal de sus fantasías, de todas las máscaras de la tragicomedia de la vida, está el Pedro Víllora que quiere seguir siendo niño, a pesar de todo. Un Pedro Víllora al que le duelen la soledad y la amargura, que en sus textos rememora infancias no felices y que en realidad se encuentra con el vacío del agua entre los dedos. Por eso escribe apasionada y tenazmente. Con fervores de enamorado: para no sentirse solo.

SANTIAGO CASTELO

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